Aquí muchos niños y niñas se levantan muy temprano y sin haber tomado un buen desayuno o en ocasiones sin tener alimentos para llevar en sus loncheras, enrumban a la escuela, lo que les toma entre una o dos horas. Lo que viven estos niños es reflejo de cómo se estudia en las áreas rurales del Perú a consecuencia del poco presupuesto que el Estado asigna a la educación en estas zonas; así, es un privilegio el derecho a una educación de calidad.
El colegio de Pite tiene a 112 escolares bajo la tutela de tan solo 4 docentes, quienes con una inmensa vocación se enfrentan al diario reto de asegurar el aprendizaje de sus numerosos niños con los pocos materiales pedagógicos que poseen.
Pite, es una de las zonas en donde desde el 2009 trabaja el proyecto “Manejo Agroecológico de los Sistemas Productivos en la Comunidad Campesina de Marmas, Montero-Ayabaca” CDA 23-1723-02, ejecutado por la ONG PODHER y financiado por Heifer Perú; entre sus principales actividades plantea el desarrollo de sistemas alimentarios sostenibles, promoviendo el desarrollo de iniciativas que generen valor agregado a sus productos y desarrollando capacidades de varones y mujeres para fortalecer su comunidad campesina, con enfoques como el de equidad de género y la administración responsable de recursos.
Aunque los recursos económicos del proyecto son pocos para abarcar a plenitud las grandes necesidades que posee la comunidad, pueblos como éste hacen posible llegar a más familias a través del compartir de recursos, convirtiendo este valor en algo que los hace diferentes y especiales.
El 1 de junio del 2011 pudimos presenciar un compartir de recursos particularmente interesante: 5 famílias que vienen trabajando con el módulo de producción de chifles1 (entregado por el proyecto) realizaban un compartir de bolsitas de chifles con 100 niños y niñas del colegio de Pite, tal como lo vienen haciendo los primeros días de cada mes, con la intención de contribuir a la diversificación de la dieta nutricional de los estudiantes, a través del consumo de un producto sano, nutritivo y local.
En ocasiones previas habíamos estado presentes en ceremonias donde se compartían animales e insumos agropecuarios recibidos originalmente con un proyecto, pero esta vez presenciamos con absoluto asombro cómo todo un pueblo se esforzaba por dar un “Gran desayuno” a los y las niñas.
Los pequeños se reunieron en la explanada del centro educativo, dando rienda suelta a toda su alegría, reían a carcajadas tomándose de las manos y jugueteando. Entre tanto, los docentes, padres y madres de familia, personal de PODHER y los miembros del módulo de chifles, contagiados de la emoción preparaban con gran ánimo la distribución del desayuno escolar. Un representante de “las familias donantes” dirigiéndose a todos los presentes anunció el inicio del compartir:
“Niños y niñas, hace unos meses nosotros recibimos el apoyo para implementar un modulo de producción de chifles, somos conscientes que a todos nos corresponden estos beneficios por lo que el día de hoy a través de este desayuno escolar compartimos un mensaje de fe y esperanza para que ustedes practiquen este valor en sus vidas”
Los niños y niñas retribuyeron este gesto con fuertes aplausos y con poemas, canciones y mensajes que aludían al valor de la solidaridad y esperanza.
Todos los niños fueron invitados a levantarse de sus asientos y una vez formados en filas frente a sus “donantes” recibieron su desayuno escolar compuesto por una bolsa de chifle, torreja de queso y un jarro de avena, que se dispusieron a consumir con agrado.
Con este ejemplo la lección que ese día se daba a todos en el colegio era clara; nos retiramos con estos aprendizajes inolvidables y embargados por el sentimiento de que estos instantes llenos de alegría y esperanza nunca deberían terminar.
(1) Modulo entregado como alternativa productiva para aprovechar la producción abundante de plátano que se tiene en la zona. El chifle, es hojuela de plátano verde frito.